01/ octubre/ 2007
Solo el silencio, el polvo, los escombros y las sombras habitan ahora en las ruinas de la casa de los inquilinos nómadas. Porque hasta el gato inmundo que merodeaba en ella cambio de destino, siendo ahora la mascota de los niños de la última y si se quiere primera familia que en ella habito. Ya que antes de ellos llegaban puras tip@s solitari@s.
Siendo esta familia bastantes disociados y se quiere particulares o antisociales.
En la única habitación estuvieron por años quedaron muchos recuerdos. Manchas de creyones en la pared, imágenes y gritos, signos de violencia de momentos donde el hombre descargaba su furia sobre su mujer. El algo troglodita, minusválido y ella sin duda muy imbecil e histriónica que nunca tuvo las agallas suficientes como para denunciarlo. A mi parecer era un amor primitivo. Los niños en un rincón tirados, con un tarugo en la garganta, aterrorizados, su corta edad no los permitía hablar. Imágenes crudas que quizás traumen su infancia o se hagan cotidianas, solo espero que el tiempo se encargue de borrarlos y darle buenas cosas.
Al pasar los meses los niños crecían sórdidos, sin orientación. Algo que llama la atención y no se si atribuirle este mal a los genes o a la conducta de su padre, es que el niño con la poca edad ya maltrataba, golpeaba a la hermana y ella inofensiva solo se retorcía, se le aguaban los ojos del dolor y también de la impotencia ya que no podía hacer nada, casi no podía defenderse. Curioso, la madre callaba, el padre sonreía perversamente. De cierta forma la historia se repetía, estaba ya en su sangre. Solo una tía materna, quizás traumada por los antecedentes con la hermana, reprendía al niño y le hacia entender que respetara, que a las mujeres no se les golpea bajo ningún concepto. Posterior a eso los mantenía alejados por largo rato. Lastima que el en momentos ociosos repitiera el delito y no hubiera nadie que calmara su bestial accionar.
Me imagino que la casa los extraña, así de anormales y todo ya que eran los únicos que le daban vida, al menos la mantenían con calor humano.
Hoy en día busca nuevos habitantes y ellos buscan un nuevo destino donde desarrollar sus historias tétricas.
Solo el silencio, el polvo, los escombros y las sombras habitan ahora en las ruinas de la casa de los inquilinos nómadas. Porque hasta el gato inmundo que merodeaba en ella cambio de destino, siendo ahora la mascota de los niños de la última y si se quiere primera familia que en ella habito. Ya que antes de ellos llegaban puras tip@s solitari@s.
Siendo esta familia bastantes disociados y se quiere particulares o antisociales.
En la única habitación estuvieron por años quedaron muchos recuerdos. Manchas de creyones en la pared, imágenes y gritos, signos de violencia de momentos donde el hombre descargaba su furia sobre su mujer. El algo troglodita, minusválido y ella sin duda muy imbecil e histriónica que nunca tuvo las agallas suficientes como para denunciarlo. A mi parecer era un amor primitivo. Los niños en un rincón tirados, con un tarugo en la garganta, aterrorizados, su corta edad no los permitía hablar. Imágenes crudas que quizás traumen su infancia o se hagan cotidianas, solo espero que el tiempo se encargue de borrarlos y darle buenas cosas.
Al pasar los meses los niños crecían sórdidos, sin orientación. Algo que llama la atención y no se si atribuirle este mal a los genes o a la conducta de su padre, es que el niño con la poca edad ya maltrataba, golpeaba a la hermana y ella inofensiva solo se retorcía, se le aguaban los ojos del dolor y también de la impotencia ya que no podía hacer nada, casi no podía defenderse. Curioso, la madre callaba, el padre sonreía perversamente. De cierta forma la historia se repetía, estaba ya en su sangre. Solo una tía materna, quizás traumada por los antecedentes con la hermana, reprendía al niño y le hacia entender que respetara, que a las mujeres no se les golpea bajo ningún concepto. Posterior a eso los mantenía alejados por largo rato. Lastima que el en momentos ociosos repitiera el delito y no hubiera nadie que calmara su bestial accionar.
Me imagino que la casa los extraña, así de anormales y todo ya que eran los únicos que le daban vida, al menos la mantenían con calor humano.
Hoy en día busca nuevos habitantes y ellos buscan un nuevo destino donde desarrollar sus historias tétricas.
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