28 de septiembre de 2011

Debo confesar que...



Hay noches en las que quisiera que el descanso fuera lo suficientemente reconfortante, mañanas en las que no quisiera despertar, tardes que quisiera que fueran eternas.
He sido vulnerable en mis decisiones, pasivo en mis actos, débil en mis pensamientos, incoherente en los pasos que doy.
He olvidado como comulgar con mis ideas, de encontrar la formar de sincronizar todo.

Todo cambia, lo se. Ya es pecado esperar algo mas, virtud conformarse con las migajas.
Para mí que a veces nada es suficiente, esto se transforma en un continuo choque, en una lucha sin fin entre el bien y el mal, donde el orgullo se viste con su mejor traje y ser humilde no importa, la coherencia se va al limbo. Decir la verdad se transforma en un arma mortal y las mentiras no duelen, son sinceras, esconderlas u ocultarlas es fácil.

A veces quisiera gritar, decir que estoy harto de todo, pero no puedo hacerlo; pueden resultar heridas personas susceptibles.
Entonces tengo o me he puesto un límite si se quiere virtual que debería de desaparecerlo.
Es el mismo que en días como hoy me hace odiar todo, que me hace ver que todo es relativo, un maldito ciclo que cuando esta en su mejor momento se acaba.

Ya me es constante agradecer lo malo, no esperar nada, tolerar ausencias, amar lo que detesto.
Acostumbrarme al insomnio, a la resaca que deja, a los dolores de cabeza que parecieran que fueran garras que acarician con una sutil maldad mi cuero cabelludo, mi cerebro y de a poco van desfigurando todo; que a causa de esto mis pupilas se tornen rojas como el fuego que debe de arder en el infierno.

El tiempo pasa, las cosas pasan, las cicatrices quedan.
En mí a veces son invisibles, tienen apariciones momentáneas, se hacen visibles cuando menos las espero y vuelven mierda todo.
Eso es normal, al menos en mí.

No  he sido fuerte cuando he debido, si débil en todo momento.
Constantemente rebaso el límite de mi trillada paciencia, nunca hay opciones disponibles, todo es lo mismo, un ir y venir.
Un par de días “bien”, unos cuantos “mal”, una rutina.

Y a esto llamamos “vida”, si, una jodida vida que quizás no sea ajena para alguien más.
Que se convierte en una batalla con la que diariamente hay que lidiar y ver como los héroes pasan a ser villanos, donde se caen las mascaras, donde se distorsiona la realidad y se ve que todo no es como parece, que es un surrealismo puro todo lo que nos pintan o lo que nos creemos.

No hay espacios para soñar, para las esperanzas.
Los sueños son imaginarios, etéreos. Lo real son las pesadillas, lo malo.

Las promesas igual que las esperanzas muchas veces resultan ser como documentos importantes que se quedan archivados en una gaveta con candados, tal vez algún dia cumplan su fin o tal vez y lo mas seguro es que se vuelvan amarillentas e inútiles, similar a cuando se pasan las noches en blanco.

Todos ven lo que quieren ver, lo que aparentamos, más no lo que realmente somos.
Por ello tal vez sorprenda cuando sabemos que hay más allá de lo visible, que en vez de muros existen caminos abiertos, que tal vez nos conduzcan a algún arco iris.
Pero ojo, no necesariamente el final de este arco iris te lleve a un duende con una olla repleta de morocotas de oro y un final feliz.

Recuerda que en esta vida hay mucha ficción. Cada rosa tiene sus espinas.

Debo confesarte que casi siempre mi arco iris y el camino que conduce a el esta a escala de grises...




18 de septiembre de 2011

La vida en forma de sonidos predilectos


Deshoras - Babasónicos by Lorenzo Rivera


Hay que ver como la vida es tan caprichosa que muchas veces se camuflajea en forma de música y nos cambia los días, el humor, la suerte como si se tratase o fuéramos parte de una especie de tracklist guardado o seleccionado minuciosa y celosamente en un ipod, mp3 o cd.
Constantemente se convierte en Dj y nosotros somos las canciones, andamos al ritmo que ella nos toque ese dia. Algunas veces frenético, otro normal, tal vez melancólico o quizás happy.

Al igual que la música siempre evolucionamos, nos reinventamos constantemente, aunque en el fondo mantengamos los mismos acordes, la misma composición, la misma secuencia estructural.
Las épocas son distintas, innovadoras, distantes y por ende a veces las mismas cosas o personas no son ya las adecuadas, como en la música. Solo permanecen los clásicos, los que marcaron y marcaran huellas, los legendarios. Aunque muchas veces estos son reemplazados por otros mas nuevos, tal vez más modernos, adaptados a las épocas presentes y estos a su vez, en un futuro, serán reemplazados u ocuparan un plano secundario.

Hay discos clásicos, canciones predilectas que quisiéramos oír a cada instante, toda la vida; pero caducan. Como todo evoluciona, siempre habrán discos, canciones y bandas nuevas que de alguna manera serán los sucesores de de estos, que transmitirán lo mismo o algo muy parecido, pero en otra época, bajo otro tono, otro concepto, pero en el fondo con la misma esencia, el mismo legado.

Así mismo son las personas en nuestra vida, no todas pueden o deben permanecer, no todas se adaptaran a los cambios que la vida nos repara. Recodemos que andamos o bailamos al son que la vida nos toque.
Y es que esta es tan caprichosa que nos maneja a su antojo, aunque nosotros seleccionemos los temas que queremos oír, con los que queremos transitar, manejar los tiempos. Un dia tenemos todo y al otro dia nada, un dia andamos felices y al otro dia triste, nada es constante. Tal vez la canción que un dia te llena al otro dia no te causa nada, como todas las cosas a nuestro alrededor, muchas veces son cambiables.

Atesoramos una serie de discos, al menos yo, una colección diversa, acorde para cada ocasión, cuando esta llega, seleccionamos el disco y lo ponemos a sonar, le damos “play”. Es similar a cuando tomamos el tlf y llamamos o escribimos a la persona indicada para pasar la ocasión.

Tal vez en algún momento, alguna vez la vida nos ha sorprendido con algo interesante que suena en la radio, que puede ser un clásico, la que un dia fue nuestra canción preferida o la que es actualmente; similar cuando nos topamos de casualidad con alguna cosa o persona que tuvo algún significado o mensaje en nuestra vida.
Así sucede también cuando nos cruzamos por primera vez con esa persona que pronto será especial, como una nueva canción o la que tanto esperábamos que llegara o sonara para darle al ambiente un toque distinto. Si fuera una canción averiguáramos el nombre, el intérprete y corriéramos a descargarla; en caso de una persona comenzara la investigación, las coincidencias, el tiempo que comienza a revolotearnos, a sonar en nuestra cabeza como un beat potente y sonoro, en algunos casos se almacenara como especie de Kb en nuestro corazón hasta descargarse por completo.
 
Siempre habrá recuerdos, aprendizajes, alegrías, nostalgias, sensaciones nuevas o viejas.
Pero siempre habrá algo.

Hay también sonidos criminales, que nos aniquilan por un buen tiempo, nunca para siempre, ya que siempre habrá otro sonido estelar por ahí, esperando su turno en la lista de tracks.

Debemos de tener en cuenta que todo es un ciclo, hay un principio, un final.
Por lo tanto siempre habrá un nuevo cd, un nuevo grupo, un nuevo clásico.

Siempre la vida nos pondrá los días, el humor, la suerte en forma aleatoria y nosotros la bailaremos, la disfrutaremos o tal vez nos pongamos tristes, dependiendo la forma y el momento en que llegue.

En este momento estoy relax, como si de un buen reggae se tratase.

En cualquier momento la vida cambiara de ritmo, de estilo y será el nuevo soundtrack de mis días o de los tuyos...



PD: La idea o el concepto original de esta columna fue gracias al gran amigo y colega Rene Ramos.
A el esta dedicada esta columna, disfrútala bro!