5 de agosto de 2008

Una bala como mensaje de texto


Lo de ellos dos pareció una historia o al menos en su tiempo lo fue, lo cierto es que como todas las historias acaba, esa no fue la excepción
Bastante tiempo juntos, años que al parecer no sirvieron de nada.
Una relación de carajitos ingenuos. De mentiras forradas en papelitos de verdades y un olor a decepción que se notaba desde el principio.
Pero nada era una nota embarrarse en ella, con sus defectos y todos los dolores de cabeza que ocasionaba. Eran chamos, no había noción de la vida en ellos, ni nada parecido.
Cada quien en su lado, en su espacio, en su lugar; solo que unidos por esas relaciones o cosas que comienzan cuando una carajita sumisa le cree palabras a un tipo borracho.
El con su banda de rock, destruyéndose. Ella en su casa, con sus padres, era de costumbres, al menos.
Al principio todo era amor, paz, felicidad, todo entre comillas.
Luego, al pasar el tiempo, eran mas las arrecheras que lo poco bonito que podían vivir.
En fin, la mierda de cualquier manera sale a flote.
Era mas fácil ponerse un revolver en la sien y disparar, que tratar de ponerse de acuerdo en algo, así fuera lo más mínimo, lo mas pendejo en la vida.
Después de tanto coñazo, de tanta peleas, de tanto disgusto e indecisiones sucedió lo justo. Todo termino.

Varios meses después empezaron a escribirse por mensajitos de textos, mails, llamadas, coqueteos, msjs jalabolas en myspace, comments en blog, etc. Dedicarse canciones y recordar su ya anacrónico romance.
Lamentar lo que no hicieron y tratar de revivir algo, si acaso eso quedaba.
Teniendo ambos en el fondo una bala venenosa atravesada en el corazón
No se, de rabia, impotencia, ira.

Ella pretendía encontrar en el cosas que habían quedado atrás, como detalles y todas esas marisqueras que le gustaba. Pero no sabia que ya el no estaba para ese tipo de complacencias y mucho menos con ella.
Eso lo ladillaba, le amargaba que estuviera ahí después de todo, recordándole esa relación inocente.
De cierta forma perturbándole el presente como diría el.

Y si, el muchas veces vio como el cielo se le venia encima a una velocidad abismal, intentaba ayudarla y ella como siempre negándose, negándose a todo con el, cerrando las puertas. Entonces para que carajo intentar algo fallido.

Si algo los unía realmente era el orgullo, mas fuerte que una barra de acero pegándote en la cabeza.

De que vale tratar de buscar algo donde ya perdiste todo, trata de ser pana de alguien que no quiere y sin un fin lógico. Amistad? No me jodas…

Lo mejor ya sucedió, que cada quien se fuera a su lado.
El punto que faltaba para lograr la paz, la tranquilidad lo rompió ella con un msj de texto.

Yo digo que lo que no fue ya no será y eso mismo fue lo que provoco el cambio.
Al fin y al cabo lo que comienza mal termina mal y mas aun cuando alguno de los 2 no se involucra por completo; obvio que el otro queda jodido, arruinado, con las tablas en la cabeza.

Eso es.
Jodido!
Si. Bien jodido!

Es una bala que entra en tu cabeza y no sale. Un recuerdo maldito, un trago amargo.
Hasta el punto de odiar las pocas cosas que tenían en común.

A veces es mejor que las líneas se colapsen y no lleguen los msj inútiles, carentes de sentido y menos de esa persona con la que se tuvo una relación mal intensa.

El y ella o ella y el, como quieras; son un ejemplo de esas locuras de relaciones que no dejan nada bueno.
Esas que nunca debieron de suceder.

Como estas ahí muchas.

Por eso abre bien los ojos y mira el cañón y que tantas balas tiene antes de hacer una cagada de la te puedas lamentar y sin poder hacer nada.

(Or3n

3 de agosto de 2008

El ego


Un científico descubrió el arte de reproducirse a si mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.

Un día se entero que andaba buscándole el ángel de la muerte y entonces hizo doce copias de si mismo.

El ángel no sabía como averiguar cual de los trece ejemplares que tenia ante si era el científico, de modo que los dejo a todos en paz y regreso al cielo.

Pero no por mucho tiempo, por que, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagema.

Regreso de nuevo y dijo: “Debe de ser usted un genio señor, por haber logrado tan perfectas reproducciones de si mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto”.

El científico pego un salto y grito: “¡Imposible! ¿Donde esta el defecto?”.

“Justamente aquí”, respondió el ángel “Todo lo que hace falta para descubrir al “ego” es una palabra de adulación o de critica”.