Como la muerte cumple arduamente con su labor, la de sacar personas de la vida y llevarla hasta lo que será su ultima morada, sin respetar edad, sexo, color o clase social. Un día estamos, otros no. Un día nos empeñamos en contar cualquier anécdota o historia y simplemente nunca podríamos regresar del más allá a contar nuestra fatídica muerte, nuestro último instante de vida o nuestro último pensamiento.
Imagino que cuando un disparo esta por cegar la vida de alguien debe ser difícil tratar de atinar con la vista la trayectoria de la bala, sin pensar en la frialdad de este diminuto pedazo de plomo traspasando nuestra piel e impactando algún órgano vital, acabando con la vida, así de fácil.
Se torna insólito e increíble, no deja de ser impactante la muerte de una excelente persona, amigo, el profesor José Enrique Fendel.
Una vida llena de cálculos, datos, coincidencias, probabilidades, casualidades.
Una andar cuántico, minucioso, detallista, preciso, puntual.
Una mente con una fuente insaciable de conocimientos, modales, principios, buenas costumbres.
Así de fácil, una bala acaba con una mente brillante, con un ser enamorado de la vida, con un buen camino recorrido y muchísimo por recorrer.
En mi mente guardare y atesorare conocimientos valiosos, momentos inéditos, costumbres e ideas precisas.
Te vas físicamente de este mundo, dejando recordarte como un grande.
Pero queda tu legado, la semilla que sembraste en cada uno de nosotros que tuvimos la oportunidad de tenerte como profesor, como compañero, los enigmas, los constantes cuentos de pasillos que cada vez se harán más legendarios, millones de historias atrapadas en las entrañas de los ladrillos de la universidad.
¡Todo un Rockstar, alguien estelar!
Créeme, si la perfección existiera en las personas no dudaría en ningún instante en ponerte la cinta de candidato, tienes o tenias todo a tu favor para serlo.
Gran perdida, la muerte pesco un pez gordo, alguien que debía de quedarse en la tierra por un gran tiempo.
Ninguna calculadora se porto indiferente contigo, nadie gano el billete de 100$, mucho menos las llaves de tu camioneta.
Recuerdo verte sereno durante exámenes, clases, actividades, tu mente tranquila y la de los demás hecha un hervidero de ideas, como personas atrapadas en el limbo.
Educabas de una manera sencilla, práctica, pero a la vez sólido y compacto. Con ejemplos simples que fácilmente se ponían a la altura y demostraban cualquier invento vanguardista, capricho de la naturaleza.
Se acabo. Ya no habrán mas “Buena moza”, “Mis Amiguitos” o cualquier palabra ocurrente y elocuente que salgan de tu boca.
Ya no habrá inferencias estadísticas, diseños experimentales, probabilidades o posibilidades que expliquen o descifren tu extraña, misteriosa y lamentable muerte.
El tiempo, el juego, la vida se te acabo mi amigo.
Solo quedaran valiosos recuerdos, conocimientos y tu imagen que tardara mucho tiempo en irse de nuestra mente.
¡Este es mi pequeño tributo para ti!
Descansa en paz mi amigo…
En memoria de José Enrique Fendel (Q.E.P.D.)
3 comentarios:
mpresionada al enterarme de esta triste noticia. Grandioso ser humano, digno de admirar. Puedo decir que marco mi vida profesional, ejemplo a seguir. No existen palabras para expresar las huellas que puede dejar alguien en una persona, como las dejo el en tantas personas que tuvieron el privilegio de conocerlo y sobretodo de recibir parte de su educacion de manos de ese gran hombre. Sin duda gran perdida. Excelente amigo, imposible de olvidar. Que Dios lo tenga en su gloria. Irene Loaiza
Hace un tiempo leí este escrito y me removió muchos sentimientos. Hoy vuelvo a leerlo y siento lo mismo. Gracias por el tributo a una invaluable persona que muchos extrañamos.
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