Poco a poco te fuiste perdiendo, te fuiste quedando atrás. Dejando inmunidad, borrando las sensaciones que algún día provocaste en mí, perdiéndote en el universo de las ideas inútiles, de las personas sin sentido.
Te busque hasta en los sitios más recónditos de mi ser y no encontré nada. Había solo polvo, notas tuyas que se borraban en papeles amarillentos y una pequeña marca negra de un cuerpo en descomposición, células muertas de tu piel.
Recuerdos fantasmas, pensamientos débiles perdidos en millones de letras revueltas, acciones egoístas, apatías
Es lo que demostraste.
Cosas torpes, con una visión volcada y un toque sutil de incoherencia.
Tan triste como las palabras que quieren salir de la boca de un borracho. Como cuando quieres gritar y solo tienes que conformarte con el silencio.
No espero nada, ya lo intente de miles de formas y nada.
Decidí desaparecer todo indicio de que hubo alguna vez entre nosotros. Romper hojas con mensajes tuyos, ver que todo es una transición, una etapa de aprendizajes, donde aprendes cosas bien sea buenas o males. Whatever!
Eras mi octava maravilla hecha realidad, la sinceridad de la primera vez, una prosa elegante, una canción increíble. Esa de la que no tenemos ni una remota idea pero que nos parte, nos gusta.
Eso y más. Hoy nada.
Una hoja en blanco, un mundo derrumbado, uno de los tantos zombis que abundan en la sociedad, un cuadro en blanco y negro carente de adornos, una guitarra sin sonidos, una canción sin melodía. Fuck!
A veces quienes más queremos son los que nos apuñalan y me lo sé de memoria. A ese que le damos todo, crece, se hace autosuficiente y se va. Maldito egoísmo.
Mis ojos son lentes ahumados, así evito toparme con miradas falsas, así veo todo como me da la gana. Tus ojos eran así, siempre quise descubrir que había detrás de todo, si aun podía encontrar un pedazo de ti, encontré fue frialdad.
Me reserve esa parte, no ganaría nada, al carajo todo. No había nada que esperar.
Así como cuando pasas horas pegado a la pantalla de tu tlf esperando saber de alguien que ni siquiera se acuerda de ti, al que le importas un carajo.
Así es. No siento ni siquiera rabia.
Escucha, siente, lee: Nada.
No me interesa, no me importa nada. Nunca lo quise pero ya ves, todo puede suceder.
Al fin de cuentas podemos ser peores de lo que somos.
No olvides, somos uno más en un inmenso juego llamado vida.
Destruye todo. El mundo. Mis recuerdos. Mis palabras.
Recuérdalo.
You can do it!
Te busque hasta en los sitios más recónditos de mi ser y no encontré nada. Había solo polvo, notas tuyas que se borraban en papeles amarillentos y una pequeña marca negra de un cuerpo en descomposición, células muertas de tu piel.
Recuerdos fantasmas, pensamientos débiles perdidos en millones de letras revueltas, acciones egoístas, apatías
Es lo que demostraste.
Cosas torpes, con una visión volcada y un toque sutil de incoherencia.
Tan triste como las palabras que quieren salir de la boca de un borracho. Como cuando quieres gritar y solo tienes que conformarte con el silencio.
No espero nada, ya lo intente de miles de formas y nada.
Decidí desaparecer todo indicio de que hubo alguna vez entre nosotros. Romper hojas con mensajes tuyos, ver que todo es una transición, una etapa de aprendizajes, donde aprendes cosas bien sea buenas o males. Whatever!
Eras mi octava maravilla hecha realidad, la sinceridad de la primera vez, una prosa elegante, una canción increíble. Esa de la que no tenemos ni una remota idea pero que nos parte, nos gusta.
Eso y más. Hoy nada.
Una hoja en blanco, un mundo derrumbado, uno de los tantos zombis que abundan en la sociedad, un cuadro en blanco y negro carente de adornos, una guitarra sin sonidos, una canción sin melodía. Fuck!
A veces quienes más queremos son los que nos apuñalan y me lo sé de memoria. A ese que le damos todo, crece, se hace autosuficiente y se va. Maldito egoísmo.
Mis ojos son lentes ahumados, así evito toparme con miradas falsas, así veo todo como me da la gana. Tus ojos eran así, siempre quise descubrir que había detrás de todo, si aun podía encontrar un pedazo de ti, encontré fue frialdad.
Me reserve esa parte, no ganaría nada, al carajo todo. No había nada que esperar.
Así como cuando pasas horas pegado a la pantalla de tu tlf esperando saber de alguien que ni siquiera se acuerda de ti, al que le importas un carajo.
Así es. No siento ni siquiera rabia.
Escucha, siente, lee: Nada.
No me interesa, no me importa nada. Nunca lo quise pero ya ves, todo puede suceder.
Al fin de cuentas podemos ser peores de lo que somos.
No olvides, somos uno más en un inmenso juego llamado vida.
Destruye todo. El mundo. Mis recuerdos. Mis palabras.
Recuérdalo.
You can do it!
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