29 de octubre de 2010

The bad of me


Mas que nunca me siento como si fuese un clérigo de la maldad, alguien que va en contra de la corriente, que le importa poco lanzarse al precipicio y luego revivir como si se tratase de un juego.

He hecho lo bueno, lo malo y he encontrado respuesta. Es como un laberinto que me enseña todo lo bueno y lo malo a la vez en forma de cortometrajes y a la final me deja sin salida, hecho trizas.

He tenido o tengo todo y a la vez nada, he visto el barranco, la decepción de frente, los lobos disfrazados de ovejas, los amigos disfrazados de enemigos, el sol detrás de una nube inmensa, los días malos vestirse de eternos, la vida con el clamor incesante de la muerte.

Todo lo contrario a lo mejor de todo, la mujer de mi vida a mi lado, dándome esa claridad, esa serenidad, esa paz que necesito para afrontar el camino.

Por momentos quisiera dejar todo y empezar de cero, dar una gran sonrisa a la vida y tal vez esperar recibir lo mismo de ella. Librarme de los pecados, regirme por los mandamientos, cambiar y que así el mundo lo haga conmigo. Que al final reciba una recompensa por intentarlo, por darme la oportunidad.

Se que a veces he sido terco, egoísta, caprichoso, arrogante y es por que muchas veces las personas me obligan a ello y se que no es excusa alguna, no es una justificación y por ello quiero rectificar esos actos.

Cuando tienes un abanico de posibilidades en tus manos en los menos que piensas es en las peores opciones y eso es lo que quiero. Atraer buenas energías, hacer las pases, desviar las malas intenciones, llevar acciones alejadas del odio, del rencor, de la avaricia. Al final todo será agradecido.

No estamos solos, hay alguien arriba que nos ve y espera lo mejor de nosotros, aunque en la mayoría de las veces lo ignoremos.

Cuando sientes el frío de la muerte, tu vida en manos de otra persona, en fracciones de segundos prometes dar lo mejor con el fin de tener una oportunidad mas de vida, de agradecer todo, dar lo mejor y créeme lo haré, como si fuera ese instante.

Como cuando las esperanzas están en voluntades ajenas, cuando el futuro depende de una elección milimétrica o la vida de una pistola fría con balas o la ruleta rusa.

Es una deuda que llevo por dentro y debo saldar, conmigo, con mi alma, con una leve contradicción o algo que me carcome tanto en mis días buenos como malos.

Es como un lado oscuro y espero alumbrarlo, llenarlo de felicidad.

Parecido a darle paz a algo o alguien en pena. Librarlo de todo lo malo.

¡Paz a todos!


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