Estaba vivo, al menos eso creo, aunque esos momentos eran muy inciertos y desafortunados. Mi respiración era lenta, parecía mas bien el caminar de las tortugas, a veces hasta me fallaba. Mis manos estaban temblorosas, no tenían fuerza alguna, se movían por una especie de inercia inexplicable. Parecía que levitaba.
Mi cuerpo tan caliente que ni los tres abrigos que tenia hacían ningún tipo de efecto, solo recuerdo que todo era muy extraño y cierto.
Tenía las pupilas de mis ojos tan rojas y desgastadas que cualquiera hubiera pensado que me hubiera fumado varios canutos, al igual que mi garganta irritada y mi voz tosca, hasta insonora.
La oscuridad y mi poca visión hacían que todo parecieran sombras, por la fiebre que tenía creo que hasta deliraba.
Mis ojos no lloraban, sino mi nariz, ya cansada de tanto estornudar.
Por mi mente pasaban muchos recuerdos, imágenes, caras , fragmentos de letras de canciones, todo lo que le temía, lo que no, mi chica, las cosas que nunca dije, las que diré, mentiras, verdades, lo que nunca tendré, absolutamente todo pasaba por mi.
Pareciera que la muerte estuviera parada frente a mi y reflejaba todo eso, era el efecto de su presencia.
Todo era lento, suave, decadente. Estaba prácticamente inmóvil tirado en el sofá de mi casa. La fuerza de mi cuerpo poco a poco se esfumaba, era como ver derretir alas de cera delante del sol, como si cayera lentamente en un abismo, como las pocas esperanzas que se deben de sentir cuando una gran avalancha viene hacia ti.
Todo y nada a la vez valía la pena, ya estaba asqueado de pastillas, jarabes, etc. Parecía un junkie, un demente tomando todo tipo de medicamentos. La idea de mejorarme estaba más distante que cualquier otro planeta del sistema solar.
Me incomodaba el constante sonar de mi tlf celular, mensajes de operadoras, de personas que nunca me escriben, de las que siempre me escriben, hasta mensajes errados, como si no faltara mas; parecía una confabulación hacia mi de todos, del mundo, parecía que para mi la hora que nunca llegaba acababa de llegar y con ella vendría todo este desastre.
Esta vez mi sistema inmunológico no fue resistente a esos virus que rondan por ahí.
Pensaba con descaro y desprecio que en estos momentos era un payaso mas de ese circo mediático que se ha creado en torno a las gripes, enfermedades y todo aquello que la tv, la prensa vende pensado que con esto ocultaran o callaran un poco todos los problemas que ocurren a diario en el país
Cuando creí que era conveniente, cuando me llene un poco de fuerza me levante de ese sitio y a medio caminar llegue a mi habitación y me tire a la cama, abrace las almohadas como si fueran mi salvación y dormí lo más que pude. Soñé todo tipo de cosas.
Al despertar ya casi amanecía, todo estaba notablemente bien en comparación al día anterior, al parecer había terminado toda esa pesadilla que se había aferrado a ser parte de la realidad.
Quizás las medicinas hicieron el trabajo, quizás fueron las oraciones, quizás las dos tuvieron que ver con mi mejoría.
Aquí acaba el relato sobre mi breve e intensa enfermedad.
Mi cuerpo tan caliente que ni los tres abrigos que tenia hacían ningún tipo de efecto, solo recuerdo que todo era muy extraño y cierto.
Tenía las pupilas de mis ojos tan rojas y desgastadas que cualquiera hubiera pensado que me hubiera fumado varios canutos, al igual que mi garganta irritada y mi voz tosca, hasta insonora.
La oscuridad y mi poca visión hacían que todo parecieran sombras, por la fiebre que tenía creo que hasta deliraba.
Mis ojos no lloraban, sino mi nariz, ya cansada de tanto estornudar.
Por mi mente pasaban muchos recuerdos, imágenes, caras , fragmentos de letras de canciones, todo lo que le temía, lo que no, mi chica, las cosas que nunca dije, las que diré, mentiras, verdades, lo que nunca tendré, absolutamente todo pasaba por mi.
Pareciera que la muerte estuviera parada frente a mi y reflejaba todo eso, era el efecto de su presencia.
Todo era lento, suave, decadente. Estaba prácticamente inmóvil tirado en el sofá de mi casa. La fuerza de mi cuerpo poco a poco se esfumaba, era como ver derretir alas de cera delante del sol, como si cayera lentamente en un abismo, como las pocas esperanzas que se deben de sentir cuando una gran avalancha viene hacia ti.
Todo y nada a la vez valía la pena, ya estaba asqueado de pastillas, jarabes, etc. Parecía un junkie, un demente tomando todo tipo de medicamentos. La idea de mejorarme estaba más distante que cualquier otro planeta del sistema solar.
Me incomodaba el constante sonar de mi tlf celular, mensajes de operadoras, de personas que nunca me escriben, de las que siempre me escriben, hasta mensajes errados, como si no faltara mas; parecía una confabulación hacia mi de todos, del mundo, parecía que para mi la hora que nunca llegaba acababa de llegar y con ella vendría todo este desastre.
Esta vez mi sistema inmunológico no fue resistente a esos virus que rondan por ahí.
Pensaba con descaro y desprecio que en estos momentos era un payaso mas de ese circo mediático que se ha creado en torno a las gripes, enfermedades y todo aquello que la tv, la prensa vende pensado que con esto ocultaran o callaran un poco todos los problemas que ocurren a diario en el país
Cuando creí que era conveniente, cuando me llene un poco de fuerza me levante de ese sitio y a medio caminar llegue a mi habitación y me tire a la cama, abrace las almohadas como si fueran mi salvación y dormí lo más que pude. Soñé todo tipo de cosas.
Al despertar ya casi amanecía, todo estaba notablemente bien en comparación al día anterior, al parecer había terminado toda esa pesadilla que se había aferrado a ser parte de la realidad.
Quizás las medicinas hicieron el trabajo, quizás fueron las oraciones, quizás las dos tuvieron que ver con mi mejoría.
Aquí acaba el relato sobre mi breve e intensa enfermedad.