Como
dicen por ahí “La miseria de uno es la
felicidad de otro”.
En
Venezuela hay personas que tienen un ingenio infinito para jactarse de las
cosas buenas que le pasan, para la mala intención y para dejar al descubierto
las falencias de los demás.
Y
otra, la capacidad de hacerse interesante y oportunista frente a cierto tipo de
situaciones que mas adelante mencionare.
Digo,
quien no ha visto al finalizar el año escolar cuantos padres “orgullosos”
escriben en el vidrio de su carro “MI HIJ@ SE GRADUÓ, YA ES BACHILLER,
LICENCIADO, etc.”; como si a alguien le importara eso, sin menospreciar.
Como
diría el Profesor Briceño: “Gran vaina, párate
ahí para abrazarte, marisco”
Irónico,
porque no dicen cuantas veces fue a reparar, cuantos profesores sobornó,
cuantas veces lo expulsaron, o cuantas veces tuvo que a ir a dirección o a la policía
a sacarlo por andar formando peos. (Ciertos ejemplos solo aplican a los alumnos
de bachillerato)
Es
así, nadie extiende los trapitos rotos en el porche de su casa para que se sequen,
todos quieren mostrar lo bonito, lo fantástico.
Los
padres que alaban a los hijos por mujeriegos, y porque no lo hacen cuando las
mujeres le montan los cuernos, o cuando ellos las maltratan.
Ahora
pregunto ¿Por qué no dicen orgullosos: “Mi Hijo es Gay”?
Lo
malo es lo que siempre hará grande a las personas, las cosas valiosas no
cuentan…
Los
hijos que en la semana son ejemplares; trabajadores, estudiosos algunos y
cuando llega el fin de semana dejan todo el sueldo o los ahorros en una licorería;
y al otro día en su casa no saben ni como llegaron, ni donde estuvieron, ni con
quien y el ratón a mil.
En
la semana unos ángeles, los fines de semana unos demonios susceptibles.
Entrando
al tema de hacerse interesante y oportunista, cuando al equipo al que vamos
pierde nos escondemos, como si fuéramos a cambiar algo por eso, claro sabemos
que el chalequeo no va a ser bueno; en cambio si gana gritamos a los cuatro
vientos y a todo pulmón lo fanáticos que somos y al chalequeo al perdedor es
descomunal.
Es
así panas.
Dentro
de todo lo trillado, la Vinotinto ya es un cliché, más que una pasión para
algunos (en mi caso) para otros es una moda.
Todo
el mundo con sus franelas cuando hay un juego, ven uno que otro partido;
inundan el pin, las redes de sociales de cadenas, de publicaciones gastadas; y
a la hora de la verdad ni se enteran de la historia, de donde provienen los
jugadores, la actualidad de la selección, del futuro próximo, la realidad del
futbol venezolano, etc.
Si
gana, a celebrar; si pierde vienen con la típica frase: “Ya lo sabia, no se ni para que vi el partido” y guardan la camisa
hasta que haya otro parido y le empiece la fiebre emocional.
Jejeje
Digo,
en vez de destruir, apoyemos, construyamos un mejor país.
En
vez de creernos superior o echárnosla frente al vecino, amigo, etc., mostremos
lo que realmente somos, preocupémonos por ayudar, por hacer algo útil y
significativo en la vida de otro.
No
siempre se puede vivir flotando en burbujas de jabón, si se explota, al caer es
duro es golpe, así que los que vivan en esas condiciones estén preparados.
Pronto
seguiré hablando de cosas así…
16/ 11/ 2012
2 comentarios:
Amigo!!! Muy bueno tu cuento o lo que sea!!! Tal cual típico de los Venezolanos!!! Y es que somos únicos!!!Saludos!!
Hola amiga, un gusto saber de ti!
Gracias por leer. Saludos =)
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