He deducido que a lo que mas le tememos y le huimos
es lo que mas se empeña en perseguirnos. Bien sea personas, pesadillas, miedos,
vicios, fobias, todo lo que es indeseable según nuestros gustos.
Pareciera que estuviéramos encerrados en un
laberinto sin salida y frecuentemente tengamos que tener encuentros o roces
accidentales y otros no tanto con este tipo de fenómeno, que de a poco se van
transformando en una especie de maldición.
Particularmente así como amo muchas cosas también
detesto muchas, creo que lo segundo supera lo primero.
Estoy consciente de que muchas veces podemos
bloquearnos, activar defensas o ignorar las distintas situaciones que se puedan
presentar; pero hay otras tantas que nos hacen parecer o sentirnos indefensos o
inmunes a estos maleficios.
Cuantas veces nos tenemos que encontrar con
personas que no soportamos ver, ni en fotos.
Cuantas veces tenemos las mismas pesadillas,
la más típica creo yo, es estar en una persecución y no podernos mover o que
las piernas se nos desvanezcan, ¡Vaya mala impresión no!
Cuantas veces prometemos dejar algún mal hábito
o algo que nos afecta, lo hacemos con una convicción tan creíble que da risa al
otro día como lo “olvidamos” o posponemos ese inicio constantemente, algo parecido
a las promesas u ocurrencias de un borracho.
Cuantas veces le huimos a los tememos, a
todas esas fobias que se convierten en fantasmas gigantescos que nos azotan
cuando se les pegue la gana.
Cuantas veces le damos la espalda a esos
vicios y siempre se nos pasean por la cara de la forma más dulce, la propia tentación,
la manzana entre Adán y Eva.
Creo que siempre estaremos expuesto a esto y
a medidas que no le hagamos frente nos volveremos mas y mas susceptibles, unos
esclavos.
Soy muy caprichoso y hasta cierto punto
excluyente con este tipo de cosas, no suelo poner la otra mejilla. Prefiero ser
un disociado antes de aparentar estar conforme con todo o todos los que me
molestan. Prefiero estar peleado antes de ser falso y disimular un perdón o
disculpa.
Siempre comulgo con mis ideas, es lo que me
mantiene firme hasta el final, es mi caballo y mi mejor arma de batalla.
Que bueno seria que sucediera todo lo que contrario
a todo esto que estoy planteando, que siempre estuviéramos rodeados de todo
aquello que amamos, que nos transmite confianza, paz, simpatía, buenas energías.
Pero como todo, siempre habrá antagonistas,
personajes malos.
Por eso es que es bueno tener activado siempre
todos los mecanismos de defensa posibles ante estas situaciones.
A veces huir o encerrarse es como darle mas
fuerza a todos estos monstruos que nos persiguen, es darle vida a todo aquello que
le tememos…
12/ 04/ 2012
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