Ya no encuentro
la forma, ni el lugar, muchos menos el momento. Al parecer la conexión que
debiera de existir entre nosotros expiro. Cada mañana, cada día, cada noche
trato de hablarte. Ya no se en que idioma hacerlo. Si pedirte, suplicarte o
implorarte en silencio o a gritos, ya he agotado los recursos.
Entiendo que todo
pasa por algo, un ciclo y todo ese cuento, y para serte sincero ya estoy
cansado. Hacer cosas buenas para recibir cosas malas, despertar y saber que es
lo mismo, creer que cuando todo esta por cambiar, cuando me aferro a una
esperanza, regresa todo y hace trizas lo poco que pudo pasar.
Me la paso
construyendo, desbaratando, chocando constantemente con muros, como si fuera en
contra de la corriente, sin aliados, solo contrincantes.
Entonces todos
los días me pregunto una y otra vez: ¿Para
que diablos sirven los ideales, el libre albedrío, la madurez? ¿O será que
no todos logramos o percibimos eso de la misma manera?
Es fácil, los que no
debieran o nunca deberían estar, son los que desgraciadamente siempre te
persiguen, malezas. Las personas buenas se extinguen fácilmente, sin razón alguna, creo que, por ende, siempre estaré rodeado de malas vibras, amenos que me vaya al fondo
del mar, o me esconda detrás de la luna.
Todos los días te
repito, si me trajiste, me permitiste llegar hasta aquí fue por algo, lo que no
entiendo y tal vez nunca lo haga es ¿Porque
la roncha? No lo veo necesario.
El insomnio, los
constantes dolores de cabeza, las mañanas – tardes infinitas, las pastillas,
etc. Esto no era lo que quería y tampoco pretendo seguir soportándolo, ya es
como mucho, hago balances y no encuentro la falla o alguna justificación.
Ya por lo menos
me has hecho entender y a la vez
desentender muchas cosas. Entonces trata también de iluminar o hacer entrar en razón
a todas aquellas personas que siempre obran de mala forma, que ni si quiera
viven su propia vida y tampoco dejan en paz la de los demás.
Una vez mas
repito, estoy harto, cansado, de todo, nada bueno ocurre, nada bueno pasa.
No has querido
manifestarte, dar señales, es como si me hubieras lanzado a un abismo o a un
desierto y que yo mismo resolviera todo. ¿Eso
es lo que quieres? Deduzco eso…
Ojala pudieras de
una vez cambiar toda esta mala racha o al menos darme las herramientas para yo
hacerlo.
Realmente me gustaría
que funcionara otra vez la conexión que siempre ha existido, que le des otras
perspectivas a las cosas, que ubiques a cada quien, cada cosa en su sitio, como
si de un juego de ajedrez se tratase.
¡En ti confío!