11 de diciembre de 2012

Desde la acera del frente


En mi opinión, 2012 ha sido un año atípico, en lo climático, político, económico, social y muchos otros renglones; particularmente tengo pocas cosas buenas para destacar.

Año rápido y a la vez lento, de muchas preguntas y ninguna respuesta; de decepciones, amargura, espera, incertidumbre, sobretodo de cambios nada favorables.
Año donde los sueños y oportunidades están resumidos en un papel que se va poniendo amarillento y caduco en distintas gavetas de oficinas de recursos humanos; o de correos electrónicos que son uno mas de una lista de bandeja de entrada de una empresa que ni siquiera se dedica a revisarla por un momento.

Es así, la oportunidad le llega a quienes no la merecen, las cosas la tienen quienes no las necesitan. Entonces no se puede hablar de equidad, justicia y todo tipo de términos moralistas clichés que pinta la vida de colores fluorescentes y no en escalas de grises como realmente es.

Esta vez me ha tocado ver y vivir las cosas desde la acera del frente, donde no se exige ni se espera nada, donde reina la injusticia y la esperanza es remota.

He pasado días largos e inútiles, noches sin dormir y cuando lo hago es con pesadillas, constantes madrugadas con insomnio. El lexotanil elimina todas las ecuaciones anteriores,  garantiza un sueño torpe.
Me he hecho amigo del acetaminofen,  de los constantes malestares y dolores de cabeza, de las horas capicúas, de la changa tuki.
Cuando no hay nada que perder es poco lo que importa, después de todo cualquier cosa es ganancia, eso que orgullosamente llamamos “experiencia”.

Lo que es cierto es que cuando se espera mucho se recibe poco, que mucho de los favores son solo eso, favores, pocas veces hay correspondencia y la cola de pago debe de estar bien largo o es que ya Dios no los esta pagando.

En fin, no dudo de sus acciones. Debo de creer mas en la 
justicia divina aunque sea muy tardía, que el tiempo de Dios es perfecto, que a veces las malas rachas también se definen como “pruebas” y por ello estoy afrontando este periodo tan desagradable. 

Sinceramente así como vienen las cosas se van afrontando, se va aprendiendo y sacando conclusiones. Seria ambicioso hacer planes de algo incierto o predecir en medio de momentos de incertidumbre.

Por eso el venidero 2013 lo dejo en manos de Dios, que sea Él el que dicte lo pasos a seguir, que ponga en mis manos, en mi camino oportunidades, proyectos para ejecutar, que yo hago lo demás.

De mi parte hay sueños y metas por cumplir y de la mano de Él los llevare a cabo.